Día del Libro

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Escrito por Luis Alfredo Villalba Ruiz

23 abril 2017 – visitas 1880

Al celebrar el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, la UNESCO tiene por objetivo promover la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual a través del derecho de autor.

El 23 de abril es una fecha simbólica para el mundo de la literatura. En ese día, en 1616, murió Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el poeta Garcilaso de la Vega, El Inca. El 23 de abril es también la fecha de nacimiento de otros prominentes autores, como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo.

Es por este motivo por el que la UNESCO eligió esta fecha durante su Conferencia General para rendir homenaje al libro y a los autores, animando a todo el mundo, y en especial a los jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y a respetar la insustituible contribución de los autores al progreso social y cultural.

El origen de esta celebración se encuentra en Cataluña (España) donde es tradición regalar una rosa y un libro el 23 de abril, fecha que coincide con Sant Jordi (San Jorge). El éxito del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor dependerá principalmente del apoyo recibido de todas las partes implicadas: autores, editores, profesores, bibliotecarios, instituciones públicas y privadas, ONGs, medios de comunicación y el público en general).  Todos han sido movilizados en cada país por las Comisiones Nacionales de Cooperación con la UNESCO, los clubs UNESCO, centros y asociaciones, escuelas y bibliotecas asociadas, y por todos aquellos que quieren participar de esta fiesta del libro y los derechos de autor en el mundo.

Historia del libro en el Perú

Epoca Preinca e Inca

¿Tuvieron escritura los antiguos peruanos? En los últimos años se han venido acumulando información sobre los sistemas de comunicación de las diversas culturas peruana y sobre todo revisando la visión de cronistas como la de Gracilazo de la Vega, que negaron la misión del quipu como portador de ideas al sentenciar que «el nudo dice el número más no la palabra.

«Son principalmente trabajos aislados que conforma un corpus científico que desmiente la ausencia de una manera de comunicarse que no fuera oral», según afirma el periodista e historiador Juan Gargurevich Regal, en su libro «La comunicación imposible», en el cual destaca el coloquio realizado en Estados Unidos que abrió nuevas puertas de comprensión y búsqueda que habían sido arbitrariamente cerradas.

Destaca también los trabajos de Larco Hoyle, en especial su teoría sobre la estructura de los mochicas, estudios de Victoria De la Hara sobre una presunta escritura de los Incas en los tejidos o «tocapus y los trabajos de William Burns, quien, luego de una serie de ejercicios de comparación de dibujos en telas y ceramios afirmó: «Creemos que los casos de verificación presentados son suficientes para convertir la hipótesis de la existencia de escritura Inca en tesis».

En la colonia
Con la llegada de los españoles en 1532 se incorpora el libro impreso a la vida nacional.

Y pregunto el dicho Ingá a fray Vicente quién se lo había dicho. Responde fray Vicente que se lo había dicho evangelio, el libro. Y dijo Atahualpa: dámelo a mi el libro para que me lo diga. Y ancí se lo dio y lo tomó en las manos, comenzó a hojear las hojas del dicho libro. Y dice el dicho Ingá: ¿qué, cómo no me lo dice? ¡ni me habla a mí el dicho libro! Hablando con gran majestad, asentado en su trono, y lo hecho el dicho libro de las manos el dicho Ingá Atahualpa”. (Guamán Poma de Ayala)

Cincuenta años después de la conquista llegó la primera imprenta. Lo trajo Antonio Ricardo, italiano que primero se afinco en Méjico y luego, en 1580 llegó a Perú. Debido a una real Orden que prohibía la impresión de libros en el virreynato, salvo autorización expresa, recién puede imprimir un libro en 1584 el «Tercero Catecismo y exposición de la Doctrina Cristiana por Sermones»

La publicación de libros en la Colonia tuvo restricciones, ya que debía tener autorización previa y determinados temas no podían publicarse. No obstante, las imprentas cobraron un relativo auge. Así para 1630 existen 4 imprentas que satisfacen las necesidades generadas por la Universidad y los Colegios.

Durante los aproximadamente primeros cien años de la colonia, hubo una directiva de parte de la corona de alfabetizar a los indios, sobre todo a los de la nobleza e imponer el castellano para una mejor catequización. Para ello se fundaron los Colegios de Caciques: el de Lima, en 1595, y el de Cusco, en 1599. Los indios aprendieron con mucha facilidad. Fray Motolinia así lo corrobora, al decir:

«Con mucha brevedad aprendieron (los indios) a leer así nuestro romance castellano como latín y tirado o letra a mano. ..».todos saben leer, hasta los que ha poco se comenzaron a enseñar»

Se presume que las ordenes conventuales, al igual que muchos particulares, contaban con muy buenas bibliotecas, las cuales debían satisfacer la demanda de libros que la creación de la primera universidad de América y los Colegios mayores generaron.

Pese a varias Ordenanzas que prohibían, desde 1531, la importación de libros de ficción, hubo un comercio fluido de ellos, como se puede constatar en las actas la Casa de Indias, en los documentos que se conservan en los archivos de indias y en el de Lima, así como en el hecho de que el Quijote haya llegado a tierras americanas cinco meses después de haber sido editado. Dan fe también de ello, la cultura integral que demuestran en sus obras nuestros intelectuales indios como Guaman Poma de Ayala y Juan Espinosa Medrano.

«Si no eran así escasos los limeños que escribían, mucho mayor era desde luego el número de quienes sólo gozaban y apreciaban las obras que leían; y son muchos los documentos que manifiestan un copioso comercio de libros, con librerías algunas tan famosas como la que Juan de Sarriá y Miguel Méndez tenían en la Calle de Mantas, en una esquina de la Plaza Mayor». (Aurelio Miro Quesada, Lima)

Además, existía en en Lima importantes bibliotecas de personas privadas o comunidades que contenían las mejores producciones de la literatura europea, española, italiana, francesa. Estos libros estaban exentos de todos los impuestos y aranceles que tanto gravaban las otras mercancías -ni alcabala, ni diezmo, ni portaje-, lo que facilitaba mucho su importación (Descola: La vida cotidiana en el Perú).

En las postrimerías de la colonia «a la multiplicidad de libros franceses de los considerados subversivos que se filtraban, sin mucha dificultad, en el virreynato, se unieron en el mismo siglo XVIII las primeras publicaciones periódicas de Lima, que no por hallarse permitidas y hasta auspiciadas por las autoridades dejaron de encauzar una renovación de vasto alcance: la Gaceta de Lima (1743), el Diario de Lima (primer diario regularmente publicado en América. 1790), el Semanario Crítico (1791), y sobre todo elMercurio Peruano(1791), que realizo una siembra vigorosa de las nuevas ideas y propicio un estudio atento, consiente y decidido de la tierra y el hombre americanos» (Aurelio Miro Quesada

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