Escrito por Luis Alfredo Villalba Ruiz
11 junio 2014 – visitas 2398
Hoy dieciseis de junio del dos mil diecinueve hace sesentidos años fue tu primer año en tu rol de Padre. Como olvidar los momentos altos y bajos. Tu cercanía felizmente estuvo allí siempre, distante a veces, presta como la sombra del guarda celoso de sus hijos. Dispuesto a enderazar de ser necesario el tallo en desarrollo. Los momentos de flaquezas no faltaron pero siempre supiste como enmendarlos, Esta presente entre nosotros con tu sabiduría extendida a través del tiempo.
El tiempo, dejó verte brioso, con los ímpetus por no perder los lazos, brazos aprensivos, resuelto a coger las riendas de nuevas responsabilidades, conocidas por lo vivenciado, redescubiertas con el propio andar.
El devenir diario en los tiempos de hoy, exigen mayor vértigo, otras prioridades se imponen, la sociedad abandona, con facilidad, los aprendizajes del andar que le pautaron en la evolución, se aventura por nuevos andares, abraza nueva aventura, la racionalidad deja paso al instinto de Padre, es también un instinto acompañado de la intuición y la sabiduría de la sociedad.
Es habitual, costumbre ya, dedicar un día para una reflexión especial en el Día del Padre. El origen del ‘Día del Padre’ se remonta al 19 de junio de 1909 en los Estados Unidos cuando la mujer llamada Sonora Smart Dodd homenajeó a su padre, Henry Jackson Smart. Veterano de la guerra civil que enviudó cuando su esposa murió en el parto del su sexto hijo. Así dedicado, en una granja, a la educación de seis niños, fue un ejemplo para Sonora Smart, la dedicación de su padre, propuso la fecha del nacimiento de su padre, el 19 de junio, para celebrar el Día del Padre.
La idea de instaurar el Día del Padre fue acogida, de buen talante por muchas personas en condados y ciudades, aisladamente, hasta 1924 cuando el presidente Calvin Coolidge apoyó la idea de instituir un día nacional del padre. En 1966 el presidente Lyndon Johnson firma la proclama que declaraba el tercer domingo de junio, de cada año, como Día del Padre en Estados Unidos.
La festividad se celebra en la mayor parte del continente el tercer domingo de junio. La fecha cambia para el 19 de marzo, día de San José, conmemorada por la iglesia católica en España, Portugal, Italia, Honduras, Guinea Ecuatorial, Liechtenstein, Macao, Andorra y Bolivia. También hay otras fechas: en Rusia, por ejemplo, han elegido el 23 de febrero, Día de los defensores de la Patria. En Rumania es el segundo domingo de mayo y en Australia y Nueva Zelanda, el primer domingo de septiembre.
Sea cual sea la fecha, lo importante es que existe un día especial para recordar al Padre, poner en evidencia la reciprocidad por su amor y su entrega.
Permítanme compartir el cariño a mi adorado Papá, que se adelantó en camino al amor más inconmensurable.
DEDICATORIA – Abril 1012.
A mí querido Padre:
Ha tomado setenta y nueve años comprender la dimensión otorgada por el señor a tu paso por nuestra dimensión humana. Entre cincuenta y cuatro y cuarenta y un intervalos de tiempo, saberte el padre esperado por cada uno.
Son más de cincuenta y cuatro ciclos los que ha vivido a tu lado tu compañera de toda la vida.
Para hoy te nos has adelantado, pero se queda con nosotros: la entereza prestada por el señor para saber a través tuyo que tu paso a una diferente dimensión es solamente un paso, que significa para la vida dejar el cuerpo prestado e ir al encuentro del creador anticipando la posterior llegada de todos a quienes alcanzamos y los que no a conocerte. Ten contigo la paz de todos quienes conocimos a un Alfredo Roberto esmerado en llegar a esta meta.
Como Hijo, que crece una sola vez: te gozaron José Luis y Mercedes Natividad, como Padre hemos tenido la dicha de gozarte en tus buenos y los no tan buenos momentos y tú separación de hoy te pinta de cuerpo entero. Completo ante lo adverso y lo favorable.
Hijo del señor, con el carácter para marcar el paso de cada uno de tus hijos y ten la seguridad el paso también de cada uno de tus nietos presentes y ausentes.
Te seguiremos sin remilgos, porque sabemos que entre idas y vueltas nos dejas el principio de no desfallecer jamás y el valor para con entereza sobrellevar los retos del señor.
Hasta luego y hasta pronto querido Alfredo Roberto, Amigo, Esposo, Hijo, Hermano, Tío, Papá, Abuelito, nos acongojamos con tu partida pero también celebramos tu llegada a la dimensión de Hijo del Padre.
Nos vemos pronto Alfredo Roberto.
Libro Transeúnte del siglo XXI