Escrito por Luis Alfredo Villalba Ruiz
18 abril 2014 – visitas 1956
Tan arraigado que ni la escuela ni la universidad lo desarraigaron, vocero de la realidad, aprensivo de los detalles que solamente sus ojos ven, con detalles vistos por el resto, solamente una vez leídos sus escritos.
Conjunto de letras, sílabas, palabras, frases, oraciones, que no logró apresar la real academia de la lengua, desnudas al mundo, brindadas al natural; paridas luego de cada ajuste con su medio ligado sin escrúpulo alguno.
Cualquier mal talante, alejado de sentires adrede despertados, es como un golpe al hígado, a la ingle, donde más duele; con propias palabras, el primer día duele mucho, tanto como el golpe más certero, el segundo día duele menos, a manera de saber cómo es el dolor, el tercer día menos que lo menos del día anterior, al cuarto día uno ya no se acuerda; lamento que materializa los callos del sentir del maestro de la realidad.
La poesía es ponerle música a la realidad, la música de origen es de oír no de bailar, pero el mundo la cambió y es la nueva realidad, simplemente es y clama el respeto que le dio Gabo, dueño de Mercedes, que se adueñó de su pensamiento; esa realidad, es la realidad y no está de acuerdo con mistificarla, tiene propio curso solamente espera conversación llana.
Desgarramiento cultural, certera adjetivación de la plata fácil vía la corrupción, no etimología, el sentir de quien presagia un dolor tan grande, incapaz de pasar cuando la realidad no es cotidiana, sino la sangre que es bombeada inmisericorde de pies a cabeza; aun así llegará el segundo día, el tercero y el cuarto; por ser hoy transparente, no más en penumbra como al norte.
Crudo con el poder impertinente, dueño de los cristales que le dio Aracataca, Colombia, el Caribe, América Latina y la frontera con el norte, irreverente con la realidad que desconocen y no quieren conocer, al punto que está dispuesto a deshonrar compromiso, no importa si es sagrado, primero está el cálculo y luego el compromiso; así quien se casa diría Gabo.
La fuente de vida y de inspiración del poder es infinita, está en todos los niveles, felizmente como diría Gabo, el poder más importante de todos es el amor, sentimiento sublime que enaltece al hombre, mujer y la sociedad.
No muy amigo del frac, por reconocerlo como el traje de clase, irremediable desarraigador de su realidad, hizo de la guayabera, su frac, ante el mundo de etiqueta. Si su madre podía mantener un avión en el aire con una vela, como no iba a mantener la etiqueta sin renunciar a la guayabera.
Hoy se adelantó Gabo, apropiado del castellano con arcaísmos, de personajes populares que hablan como filósofos y como profetas y en consecuencia como poetas, en sus propias palabras. Nuevas imágenes alimentarán su espíritu y de seguro sorprenderá al mundo, con su imperecedera narrativa, comprometida con la conciencia de la realidad de América Latina. Aún allí se seguirá preguntando por Soledad y los cien años de soledad serán poco, la eternidad de la soledad, lo tiene en sus brazos. De seguro, como siempre hará bien su trabajo asido fuertemente de dos perspectivas una primera que sostiene que el mejor trabajo político es el trabajo de cada quien bien hecho y el segundo que sostiene que el abordaje de un problema no requiere del dialogo porque termina en pleito, sino, no perder de vista el horizonte y de yapa dejar de ver espejo si te da pavor la propia imagen.