22 Febrero 2014 – Visitas 2441
Luego de un recorrido por las municipalidades de la provincia de Arequipa e indagar sobre los integrantes en cada jurisdicción, el resultado era para llorar, 90% no sabía de su existencia y menos que quien la presidía era cada uno de los señores alcaldes, bajo cuya responsabilidad trabajan los consultados y consultadas.
El otro 10% con toda certeza expresaron es una instancia manipulable y hecha a la medida de la autoridad para que no le pongan obstáculos; sin embargo al inquirir sobre su conformación, los consultados de la sociedad civil acusadores de tal forma de proceder desconocían los nombres de los integrantes a la vez sus representantes.
El mandato de ley de los CCL si bien es una iniciativa válida y que el espíritu de la ley intenta dar voz y participación a la sociedad civil, que cada vez exige mayor corresponsabilidad en la toma de decisiones, es un mandato que parece solamente contentar a tal espíritu. Al no querer entrar en contradicción con la ley de municipalidades que en esencia es alcaldesca, es decir que le otorga al Alcalde la potestad de decidir tal o cual aspecto de la gestión y así pasa por alto acuerdos y compromisos consensuados y concertados.
Por lo que las decisiones de los CCL no son vinculantes, que es lo mismo decir, están a expensa de la Voluntad Política de la autoridad de turno. Salvo por supuesto muy honrosas excepciones de autoridades convencidas de la necesidad de pensar en una gestión más allá de su paso por la responsabilidad concedida en las urnas; la gran mayoría nos tienen a sus expensas.
Los CCL son impulsores clave del planeamiento de la metrópoli, ciudad o centro poblado a su vez claves del desarrollo de la sociedad habituada a concentrarse para acceder más fácilmente a la oferta y demanda del mercado, que les exige cada vez mayor competitividad. Ser impulsores no es cualquier responsabilidad y se equivocó de cabo a rabo la legislación concebida con una intención pero a su vez con los recaudos suficientes para no hacer vinculante la participación de la sociedad civil.
Los miedos son por supuesto propios de un estado habituado a ser controlado por las vanguardias de turno que presumen de representantes natos, naturales, indicados, etc. de una sociedad en pañales todavía en lo referido a su participación en la toma de decisiones. Sin embargo es poco también el interés más allá de la legislación por cultivar y habituar al ciudadano de a pie a tomar decisiones sobre el futuro de la sociedad, por lo que seguirá reservado al especialista que de mutuo propio desarrolla preocupaciones más allá de las exclusivamente propias.
Para muestra un botón. ¿Cuántas municipalidades han cumplido al menos con realizar las dos reuniones anuales? De seguro será como en la municipalidad provincial de Arequipa, con suerte una y por casualidad para cumplir se habrán realizado las dos, o ¿A cuántas de esas reuniones han asistido los titulares del CCL, el Alcalde de la Jurisdicción, en los últimos dos años? De seguro como en el caso de la municipalidad provincial ninguna vez, siempre hay cosas más importantes, o ¿Cuántos procesos de instalación o reuniones de CCL se han realizado al menos ajustadas a la normativa vigente? Será una vez más como en el caso de la municipalidad provincial ni el 20% o bastaría revisar por ejemplo las páginas web de las municipalidades e indagar sobre la labor de los CCL y de seguro como en el caso del provincial una vez más hasta la fecha hoy 22 de febrero del año 2014 sigue como agenda el cronograma electoral aprobado el 13 de febrero del año 2013 – HACE UN AÑO QUE ESCANDALO ¿VERDAD?, así estamos.
¿Es por tanto la Voluntad Política capaz de movilizar voluntades suficientes? Cabría preguntar a los legisladores habituados a legislar desde las alturas apelando a su vocación vanguardista solamente, en pleno siglo XXI cuando la tecnología está en condiciones de hacer propicia la planificación en tiempo real; pareciera estanos en la era de las cavernas en el tema.