Mi Hermano el Alcalde

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Presentación Luis Alfredo Villalba Ruiz

09 octubre 2014 – visitas 1938

El uso banal del lenguaje, es arma de manipulador, hace tabla rasa de convicciones profundas poco arraigadas, las cuestiona sin opción, envilece con facilidad envidiable, como en mi caso propicia tal confluencia de reflexiones que una migraña es muy poca cosa para explicar las sensaciones de dolor de entendimiento.

Me he obligado a terminar su lectura, las sensaciones persisten, es lectura equiparable con el acontecer cercano que los invito a paladear.

Desguarnecen las defensas naturales, en manos de mal intencionados es arma letal, adrede la cultivan y exacerban, en el intento de preservar el poder conseguido en la opinión pública y en el interior de cada quien.

Según Wikipedia

Aunque se trata de una novela, se basa en hechos reales, Carlos Vallejo fue alcalde en Támesis, de Carlos Vallejo, joven político homosexual, nacido en Antioquia quien termina por conducto de su padre, radicado en Támesis, municipio antioqueño que queda a una legua a caballo del pueblo. A Carlos le da dengue, y en medio de sus fiebres, el delirio y el miedo de haber contraído sida, decide convertirse en Alcalde. Su primer triunfo electoral lo logra al convencer a sus veintinueve hermanos, lo cual a lo largo de la novela representa el favorecimiento de los políticos a sus allegados.

Iniciada la campaña, el futuro Alcalde de Támesis, dilapida su dinero y descuida su finca a fin de comprar los votos de los ciudadanos, finalmente, en medio de toda suerte de trampas electorales, Carlos saca a votar a sus muertos quienes en el conteo marcan la diferencia llegando así a la magistratura del municipio.

Una vez en la Alcaldía, Carlos hace una excelente gestión, ayudada por la alcaldía civil de su compañero (figura que se inventa para tener cerca a su pareja), llena de progreso al pueblo, pavimenta la carretera principal, arregla cien escuelas, trae computadores e Internet al pueblo, vomitando el cumplimiento de sus metas a los Concejales del pueblo, los cuales lo odian porque no les permitió mamar de la teta pública.

Al final de su gestión, Carlos ha cumplido todas las promesas que hizo a sus votantes, incluidos los muertos a los cuales les arregló el cementerio, lo único que no logró fue construir una hidroeléctrica que fue su mayor ambición.

Al terminar su mandato, y en vista de que en el momento no se podía optar por la reelección, Memo, el compañero de Carlos, inicia campaña para la Alcaldía, pero honesto como es y fiel a sus principios, no promete nada en la campaña, en la cual pretende salir avante mostrando las obras hechas y no prometiendo bellaquerías. En las justas electorales, es aplastado brutalmente por El Negro, un técnico agrónomo que se endeuda para comprar los votos y hacer la típica campaña corrupta que solo pudo ser derrotada por una más corrupta, como lo fue la campaña de Carlos en las anteriores elecciones. El negro llega pues a la Alcaldía y al cabo de algún tiempo se suicida por la desesperación que le produce gobernar.

Finalmente, Carlos casi ciego junto con Memo, arruinados por la política limpia terminan en una silla de algún lugar viendo pasar sus muchachos a los cuales amaron y amaran siempre.

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