Escrito por Luis Alfredo Villalba Ruiz
14 julio 2013 – visitas 1803
La proximidad de fecha importante 400 años de independencia, nos encuentra con sin fin de retos, metas y objetivos; con miras a propiciar efectos de cambio en la sociedad peruana desde trabajar por diversificar la economía, solventar el que hacer de quienes continúan desenganchados del modelo, acelerar la inversión pública en obras y servicios, que la responsabilidad social empresarial apoye la sostenibilidad del crecimiento, hacerle frente a la delincuencia habida de aprovechar la mínima circunstancia para seguir en una vida fácil, etc.
Sostengo, estando de acuerdo, que urge visibilizar la segunda pierna que sea capaz de hacer sólido el andar: el orden de la gestión,
que logre la capacidad de separar la paja del grano, que de mutuo propio perciba el orden necesario para sentirse valorado en la justa dimensión, que comprometa la búsqueda de consensos sin la necesidad de vetos precarios, etc.
No hay varita mágica, solamente hacer explícita la labor de “cautelar lo concebido y diseñado o mejor dicho lo planificado”, desoyendo aseveraciones consabidas de que aquello es responsabilidad de la Contraloría, Control interno, etc., etc. La labor que cumplen se sostiene en los hechos consumados, la confrontación de información entregada con los procedimientos establecidos, la verificación de la existencia del bien o servicio y el descargo de quienes asumieron responsabilidades explícitas.
Tampoco es la función de supervisión
¡No! ¡No es así!
Porque ello significa que el propio operador (ejecutor) del proyecto ocasionalmente se supervise así mismo (cuando ejecuta por administración directa), por el contrario cuando (ejecuta por contrata) claro supervisa al contratista pero igual en un solo saco mete control de recursos y el control de calidad.
¡No! ¡No debe ser así!
Es de importancia vital comprender que no se trata de funciones y competencias sino de la claridad que requiere la inversión de comprender que en la ejecución de un proyecto o programa sea de servicios o bienes se encuentran implícitos tres procesos que están en condiciones de garantizar de un lado el uso adecuado, idóneo y oportuno de los recursos, de otro la calidad y sostenibilidad del modelo y finalmente que se lograran los efectos e impactos concebidos lograr con el proyecto implicado.
¡No! ¡No debe ser así!
Se suele confundir con VIGILANCIA, CONTROL Y SANCIÓN es decir sancionador del quehacer. Supone que con la meta del plan cumplida y el orden administrativo requerido acabó la responsabilidad y consecuentemente se sanciona positiva o negativamente su cumplimiento
Lo que necesita el orden aludido es de procedimientos que acompañando la ejecución o realización de un producto (bien o servicio), nos garantice que el llegar a la meta está acompañado de tres cosas: la eficiencia en el empleo de los recursos implicados, la eficacia (calidad) del modelo (producto) producido o realizado y consecuentemente se garantice la efectividad del plan ideado al estar en condiciones de desencadenar los efectos concebidos en la sociedad y población directa e indirectamente involucrada, para que luego la población al encarnar los efectos de cambio esté en condiciones de inducir los impactos en la sociedad con sus acciones.
Necesitamos en otras palabras caminar con la ejecución, no esperar su culminación para sancionar positiva o negativamente, caminar al lado para garantizar que va a llegar al puerto que se decidió “Facilitar la consecución” mirando los recursos y su disposición oportuna, ajustando de ser necesario el modelo concebido, sistematizando el conocimiento utilizado.
Identificar los procesos de medición, análisis y mejora implicados en la producción del modelo y diferenciar sus niveles; de esa manera la medición, el análisis y la mejora serán institucionales y no capital de conocimiento particular.