Qali Warma

Compartir

Escrito por Luis Alfredo Villalba Ruiz

17 junio 2013 – visitas 1963

Por palabras de la primera dama, dirigiendo la mirada a la ministra y demás asesores,  dice en la inauguración del programa Qali Warma, en la región Ayacucho, que se tiene el comité de fiscalización, el comité de supervisión, por si acaso también hace hincapié que la población, los profesores y hasta los alumnos también ejercen control para garantizar que funcione bien; con cara de querer convencerse a sí misma que efectivamente es así, prosigue con su discurso.

Cuantas veces luego habrá querido tener la certeza que sus afirmaciones primero dan confianza a la población, luego así misma; pero claro no tiene las competencias como para hurgar en ese mundo de la gestión.
Gran duda confirmada días después cuando se detecta en el programa productos vencidos, productos que van contra el espíritu de la ley anti comida chatarra, vía denuncias periodísticas y no de los propios sistemas del programa; así que a las debilidades propias debe añadirse el riesgo del manejo mediático del problema y que expuesto a la luz pública presiona a actuar, enmendar de inmediato y probablemente solamente poner un parche más no así corregir los horrores de gestión en el control de calidad y la intención seguramente de acercarse a un estándar que abone a las buenas intenciones del programa social.
La gestión no requiere control, entendido como la búsqueda del error y equivocaciones, sino de la vigilancia de cómo es que se garantiza la eficiencia, eficacia y consecuentemente efectividad de la gestión.
La gestión implica un conjunto de acciones que hacen posible cumplir con el encargo de realizar una tarea productiva, de servicio, comercial o un anhelo personal o corporativo. Desde concretar un proyecto específico hasta abordar temas de trascendencia global medio ambiental, de desarrollo sostenible, de calidad de vida, etc.
En consecuencia la sugerencia es que en lugar de buscar la equivocación o error de la gestión es de los nuevos tiempos vigilar que se haga un uso adecuado y oportuno de los recursos (eficiencia) que el modelo a realizar sea el ideal y no necesariamente el ideado (eficacia) y que finalmente pueda cumplir su misión (efectivo); es decir preferiblemente es de mayor utilidad facilitar el camino a recorrer anticipando cualquier probable error no previsto e imprevisto.
Y para ello es de urgencia primero dejar de mirarse así mismo, es pertinente cortar por lo sano, un operador (en este caso el estado) no puede ser quien a la vez facilite y garantice eficiencia, eficacia y efectividad. Porque primero se debe tener identificados los procesos de medición, análisis y mejora para con ellos claramente identificados poder instrumentar un adecuado sistema de monitoreo, seguimiento y evaluación.
Es decir diferenciar que se va a medir, que se va a analizar y tercero que se va a mejorar; desde que línea de base y sobre todo quienes tienen la responsabilidad y función de hacerlo; porque no es pertinente que la responsabilidad técnica se convierta en discurso político, bajando este al nivel más chato y pancista imaginado (al hablar de cerrar brechas, que es discurso técnico) y por el contrario escuchar discursos técnicos invadiendo de manera impertinente el espacio político que no es ni su función ni su responsabilidad.

Loading