Escrito por Luis Alfredo Villalba Ruiz
25 abril 2013 – visitas 1887
La propuesta del título está dirigida a abordar la urgencia de contar con un Estado capaz de hacer propicia la ocasión del Perú, hoy a inicios siglo XXI, para ir más allá de las inercias imperantes que dejan entrever que corremos el riesgo de perder una nueva oportunidad de legar un desarrollo sostenible a las nuevas generaciones; como no lo hicieron las precedentes y en particular la precedente, entrampada en dilucidar la ideología que nos debe conducir y sacar de la precariedad institucional, que deja a expensas de los individuos la capitalización de las oportunidades históricas y en curso.
No ayuda utilizar las odiosas comparaciones de quienes sí lo hicieron y quienes no; más bien voy a remitirme introspectivamente primero y prospectivamente después a la voluntad que mueve montañas; no cualquier voluntad sino aquella que es capaz de reconocer que a hoy no hemos sido en conjunto capaces de hacer un verdadero esfuerzo por pasar de la ambición personal y de grupo, amparada ideológica, doctrinaria u organizativamente a la necesaria construcción de Coaliciones que demuestren que estamos en condiciones de convivir racionalmente y aceptando que quienes tienen y los que no somos igual de importantes para el desarrollo sostenible
Convivencia que no debe utilizar zancadillas, vetos, proscripción de ideas, fundamentalismo, ni los malos hábitos para encaramarse en representación de muchos y de pocos, de pocos o casi nadie a la cabeza de una apuesta de futuro que delinea el horizonte a sobre pasar.
Síntoma del delicado estado del Estado es la exclusión, injusticia e inequidad que tienen como efectos más visibles la pobreza y la corrupción. En consecuencia para ser certeros y exitosos para derrotar pobreza y corrupción la apuesta es por la Inclusión, no el invento de inclusión social, la inclusión en la toma de decisiones, la Justicia, no solo del derecho humano, sino de la justa balanza entre derecho individual y el de la sociedad que robustezca la confianza entre unos y otros, la Equidad, no solamente entre sus iguales, sino que entienda que el universo somos el 100% y no solamente unos cuantos.
El Estado necesita que la producción pública y privada no solamente responda a un plan, que tenga una Visión, que sepa cuál es su Misión y que identifique los objetivos y resultados que apuesta a lograr; necesita además que durante la elaboración o realización del producto o servicio se acumule conocimiento midiendo los recursos utilizados, analizando el modelo concebido y mejorando el conocimiento utilizado; solamente esos tres procesos de medición, análisis y mejora nos dan una mejor opción de cumplir con lo planificado.
Un Estado capaz de arriba a abajo de garantizar que lo que propone será visible, medible, capaz de ser analizado y que permita acumular conocimiento y ello lo hacen no la infraestructura, no los muebles, no los equipos, LO HACEN LAS PERSONAS ¡el recurso humano!.
Y no es problema de educación, de capacidades o competencias, solamente, se trata que el Estado al igual que el Privado esté en situación de recrear condiciones que propicien la capitalización institucional, con el aporte del capital de cada persona que lo integra.