Escrito por Luis Alfredo Villalba Ruiz
31 diciembre 2012 – visitas 1839
La sociedad hace desde ya, a cada uno o cada una, parte del futuro; es la manifestación diaria de lo que vamos haciendo para impulsar su construcción, evolución y extinción. Transformación y consolidación y también abstención, depende del piso que cada quien siente que ocupa y desde el cual decide tomar o no partido para con el grupo que conforma.
Son todos procesos que involucran hasta al más renuente integrante de la sociedad: el hacer o no hacer, el participar o no participar, el abstenerse o no, deciden el curso inexorable de los procesos que nos conducen por rutas conocidas o desconocidas; depende de cómo cada quien se mueve en el piso que ocupa.
Hay en consecuencia procesos que por facilismo y no querer complicarse la vida siguen en el limbo, adrede o queriendo sin querer, y que hacen que las distorsiones altisonantes sigan sin explicación con lo cual el piso que cada uno ocupa se mantiene firme y parejo hasta cuando aparezca quien se siente con más derecho, aunque no más justo, de ocuparlo.
Buscaremos y rebuscaremos interpretaciones y comprensiones de porque tiene que aparecer un inconforme con derecho a moverme y hasta quitarme al piso, escarbaremos en las causas en las consecuencias pero permanecerá en el limbo siempre que pretendamos justificar una u otra postura o punto de vista en lugar de reconocer que toda sociedad es dinámica y requiere de la divergencia y convergencia, de los propios y contrarios, de los iguales y diferentes, de individuos y organizaciones, para hacerlos parte de una mirada institucionalizada de la sociedad humana y no humanoide.
El proceso requiere alimentarse de ideas, libre juego de ideas, de ideales, de opiniones contrarias y afines y pasar la página de una vez por todas de insistir en ponernos la camisa de fuerza o el corsé aunque nos asfixie. Así seguirán existiendo los guetos, los fundamentalismos, el racismo convertidos en barricadas armadas por quienes viven de ello.
Por naturaleza el hombre pasa por diferentes etapas y algunas de ellas engendra en su mente inconformismos naturales que deben ser adecuadamente encauzados no por un iluminado sino por la acumulación y sistematización de la experiencia que nos demuestra que estamos en lo correcto y que nos dice también que es incorrecto.
La confianza en una argumentación sólida, hasta que sea desbaratada por otra mejor, es y debe ser nuestro referente
De lo contrario se requerirá de un arma, si personificado el problema, es irresoluble y no quedará más que eliminarlo y si no puedo sostenerlo también me eliminaré.
Es una irresponsabilidad de quienes hoy están a la cabeza de la sociedad en el mundo y en cada uno de sus rincones, que hoy la sociedad formal se vea desbordada y una irresponsabilidad que raya con lo irracional cuando se limita “a cumplir las órdenes sin dudas ni murmuraciones” si hasta parece una frase sacada del Medioevo.
Se inicia un nuevo año, con él una nueva oportunidad para el caso peruano de saltar a la vereda de enfrente y tomar la decisión individual y organizada de institucionalizar el proceso de consolidación de la Sociedad peruana con la participación del conjunto de diferentes voluntades, diferentes visiones, diferentes capacidades, diferencias etnográficas, diferencias culturales, diferencias de percepción con unas sola mirada comprometida con el futuro.
Capaz de ver más allá de las anteojeras fundamentalistas y desbordar las barricadas sociales, económicas, ideológicas, etc. Porque son rezagos de nuestras vivencias, miedos, traumas del pasado y la cosecha de las desconfianzas abonadas, regadas, en síntesis cultivadas por el temor al diferente, al contrario, al que no es uno mismo.
El estado, la empresa, la organización, el partido político, la familia, el individuo necesitamos de memoria, sagacidad, creatividad, discrecionalidad fundada en principios y valores para ser parte de lo mismo; el reto es de todos y cada uno o de cada uno y de todos. Reto de entender que la Inclusión es una sola EN LA TOMA DE DECISIONES, ahora que la sociedad una vez más atraviesa por una crisis de absoluta desconfianza en los líderes con que cuenta. Y que en el caso particular peruano reclama a gritos la reforma del estado, porque el proceso de toma de decisiones en crisis requiere de un nuevo sistema de toma de decisiones inclusivo, más a finales del año viejo, cuando su representación política confirma los pocos casi insignificantes signos de solidaridad con quienes menos tienen y deciden, por el poder que tienen, doblar sus diferencias con la mayoría del país
Con votos porque desaparezcan los noticieros policiales y aparezcan los de la sociedad, porque la eficiencia y eficacia nos lleven a la efectividad, en fin porque aparezca el hombre político capaz de salvar las disyuntivas del quehacer cotidiano.
¡FELÍZ AÑO NUEVO!